sábado, 14 de mayo de 2011

Menem lo hizo (14 de mayo de 1989 y 1995)



Un día como hoy pero en 1989 y, como los errores suelen repetirse, en 1995, El doctor Carlos Saúl Menem era elegido como presidente de los Argentinos.
La primera vez fue junto a Eduardo Duhalde. Se sentó en el trono presidencial que había dejado Raúl Alfonsín luego de unos años algo difíciles. El país sufría una hiperinflación atroz que hacía que los ciudadanos corran al supermercado a llenar sus changuitos, porque al otro día eso mismo valdría el doble o hasta el triple. En aquel entonces la gente pensaba que no se podía estar peor, sin embargo, los resultados de las medidas tomadas por Menen llevaron al país a una de las situaciones más catastróficas de su historia.
            Para solucionar el grave problema económico que implicaba la hiperinflación Carlos Saul aplicó medidas neoliberales. Privatizó empresas del estado, estableció la ley de convertibilidad y por si fuera poco, permitió que la deuda externa aumentara de una manera inimaginable.
            Las primeras privatizaciones fueron las de la empresa telefónica Entel y la de Aerolíneas Argentinas. Al poco tiempo se privatizaron también la red vial, los canales televisivos (con la excepción de ATC, hoy Canal 7), gran parte de las redes ferroviarias, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas del Estado.
            Fiel al neoliberalismo, desreguló la economía , reduciendo cupos, aranceles y prohibiciones de importaciones, y se estableció la libertad de precios. Con el aumento de impuestos como los del Valor Agregado y Ganancias se aumentó la recaudación fiscal. Así como también al subir el I.V.A  los impuestos fueron cada vez más regresivos (al gravar al consumo los que más pagan son los que menos tienen). A pesar de dicho aumento y de los ingresos generados por las privatizaciones, la situación económica se mantenía convulsionada y a fines de 1989 se produjo una segunda hiperinflación.
  
             Es por eso que se siguieron aplicando medidas que con el tiempo ayudaban a que se vaya gestando la implosión del sistema en el 2001.  Junto al recordado Domingo Cavallo se estableció la Ley de Convertibilidad, por la cual el Banco Central de la República Argentina estaba obligado a respaldar la moneda argentina con sus reservas en una relación de cambio en la que un dólar estadounidense equivalía a un peso convertible.
           Estas medidas lograron una estabilidad económica que ofreció un clima favorable para el surgimiento de inversiones y el ingreso de capitales desde otros países, produciéndose un marcado crecimiento del PBI.  Vale aclarar que esté crecimiento se debió al aporte del sector servicios ya que la industria se iba contrayendo de a poco. Los grandes empresarios cerraron sus fábricas y se dedicaron a la especulación financiera ya que esto les permitía un mayor rédito. La contra cara de este hecho es que aumentaron notablemente los valores de desocupación y subocupación alcanzando picos históricos (8,1 y 8,6% de la población económicamente activa, respectivamente).
            De todas formas mantener este modelo que sólo favorecía a unos pocos no era gratis. Durante su gobierno la deuda externa pública se multiplicó desde los 45.000 millones que había dejado el gobierno de Alfonsín, hasta finalmente llegar en el 2000 a 145.000 millones.
            Pese a las consecuencias nefastas a las que llevaron todas estas políticas, en ese momento, gran parte de la población, vivía bajo “el hechizo” de Carlos Saul. Muchos recuerdan, nostálgicos, aquellos tiempos del “déme dos” o de los viajes al exterior. Toda esa farsa que se estaba viviendo y la reforma de la Constitución Argentina, que llevó a cabo el ex presidente, posibilitaron su reelección.
            Casualidad, o no, otro 14 de mayo pero 6 años después Carlos Saúl Menem era reelegido, esta vez junto a Carlos Ruckauf. En su segundo mandato, mantuvo las políticas económicas de su primera etapa de gobierno. Sin embargo, el comienzo de una recesión en el tercer trimestre de 1998 y nuevas acusaciones de corrupción tuvieron como consecuencia un descenso en su popularidad: luego de un nuevo intento de reforma constitucional (esta vez fallido), Menem terminó su gobierno el 10 de diciembre de 1999 traspasándole el mando al presidente electo Fernando de la Rúa.
            Si bien De La Rúa tuvo culpabilidad en lo que fue la crisis del 2001, no cabe duda de que las dos presidencias de Menen sentaron las bases para que estallara el sistema económico, político y social argentino. No quedaba más por privatizar, ya no se podían aumentar los impuestos y el alto costo por mantener el 1 a 1 dejó al estado en banca rota. Claramente esto se debió también a que todo el dinero que se ganó en esos años fue utilizado en coimas, autos de lujo y mansiones para Carlos Menem y sus allegados.
            Hoy 14 de mayo, lejos todavía de las próximas elecciones presidenciales, podemos festejar que no estamos ni cerca de una tercera reelección de quien fue uno de los dirigentes políticos que más mal le hizo a nuestro país. Y si la próximas generaciones preguntan que pasó en el 2001, pueden contestarle: “Menem lo hizo”.


1 comentario:

Agustina Gewerc dijo...

Qué coincidencia! Muy interesante. Da para pensar.