domingo, 26 de junio de 2011

Las vueltas de la vida...

Un día como hoy pero en 1996, el equipo de fútbol, River Plate obtuvo su segunda Copa Libertadores liderado por Enzo Francescoli y bajo la dirección técnica de Ramón Díaz. Paradójicamente, un día como hoy River descendió a la Primera "B" Nacional.

El Millonario tenía que ganar por dos goles de diferencia debido a que había perdido 1-0 en Colombia. Hernán Crespo anotó en dos oportunidades y el título se quedó en Argentina. Texto de River supo darlo vuelta y es el rey de América, nota del diario Crónica del 27 de junio de 1996.

 “El millonario se hizo la América y es lógico que así ocurriera. También es lógico que lo hiciera con el mismo sacrificio que les costó a aquellos inmigrantes que llegaron a comienzos de siglo a nuestro país. Porque si bien River ganó y con total justicia el partido ante el América de Cali, no estuvo exento de sufrimientos. El resultado del partido de ida lo obligaba a ganar por dos goles de diferencia y lo logró pero también sufrió como en aquella jugada del segundo tiempo, cuando Burgos debió jugarse la vida ante una entrada de De Ávila y una acción posterior en la que una serie de rebotes en el área generaron un gran susto. Claro que antes y después todo tuvo color millonario, aunque sin regalar lujos. Por eso, salud, River, salud campeón.
    No se habían terminado de acomodar en la cancha y ya River había generado una situación de peligro y llegado al gol por Crespo. Fueron veinticinco minutos, en los que el partido se jugó casi íntegramente en terreno del América, porque los millonarios se mostraban sólidos en todas sus líneas. Los cuatro de fondo, especialmente Rivarola y Altamirano, no mostraban fisuras, el medio, con Ortega como abanderado, muy bien secundado por Almeyda y Escudero y pese a que Cedrés aparecía con intermitencias, eran continuos momentos generados de juego para que Crespo y El Príncipe se fueran sobre las barbas de Córdoba. Así fue lógico que las situaciones de riesgo merodearan el área colombiana mientras Burgos casi ni intervenía en el juego.
    El uno a cero con que terminó el primer tiempo resultaba por entonces escaso premio para River, que había realizado méritos como para asegurar el resultado mucho antes. Las cosas parecieron querer cambiar en el comienzo del segundo tiempo cuando el América, aprovechando que los volantes locales perdieron un tanto las marcas, se fue en busca del arco de Burgos.
    Llegó entonces esa salvada del arquero de River tapando el remate de De Ávila, otra jugada en las que los rebotes dentro del área local parecían no querer terminar nunca y se acabó lo que se daba para los colombianos.
    Berti, que en esa fracción del encuentro había levantado notablemente su nivel y se había convertido en el abanderado de su equipo, fue desapareciendo paulatinamente y en una contra Crespo volvió a anotarse en el marcador para poner el que sería el resultado definitivo. Inclusive, hubo una jugada muy dudosa entre el arquero Córdoba y Ortega, que pareció penal pero que el uruguayo Matto desestimó.
    Tal fue la impotencia de los colombianos en la última media hora, que su técnico prefirió dejar en la cancha a los mismos once que empezaron el partido, como graficando que en el banco no tenía ninguna solución. En cambio River tuvo en Gómez, Gallardo y Sorín, los recambios para aguantar los minutos finales sin mayores resultados.
    El millonario se hizo la América y es lógico que así fuera, por más que en algún momento haya pasado algún sobresalto. Salud, River. Salud, campeón”

           


Hoy, 15 años después la crónica es otra. Tras el promedio desfavorable de los últimos tres años River jugó por la promoción. Esto mismo ya era impensado por ser considerado uno de los dos equipos más importantes del fútbol argentino. Sin embargo, para peor, no sólo jugó dicha promoción sino que hace minutos acaba de perderla. En el segundo partido que se jugó con Belgrano de Córdoba (primero en la lista de la B, que jugó por el ascenso a la A) se terminaron las especulaciones: River descendió. 

Más allá de las lágrimas de hinchas y jugadores, es inadmitible la violencia que habitualmente acompaña al fútbol. Se entiende la pasión por la camiseta, se entiende el amor por el equipo pero eso no se demuestra con destrozos en el estadio, con violencia hacía otros hinchas o hacía la policía. Así como un día se festejó la obtención de la segunda Copa Libertadores, hoy toca aceptar la derrota y trabajar para volver a tener un River millonario.  

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